Vas a aprender cómo hacer unas sardinas asadas a la brasa, a la manera santurtziarra, que te vas a chupar los dedos.
No todo el año hay sardinas en el Cantábrico. La temporada comienza de junio a noviembre, aunque es en las fiestas del Carmen, a mediados de julio, cuando adquieren su punto culminante de sabor.
Para saber si la sardina es fresca, asegúrate de que tenga un color plateado brillante, los ojos claros y sin sangre, el cuerpo firme y tieso y las agallas de un rojo intenso.
A los 2 o tres días pierden su frescura y comienzan a oler mal.
Ingredientes
- Sardinas de tamaño mediano, frescas y de calidad.
- Sal gorda
Elaboración
El primer paso es preparar la brasa.
Las mejores brasas son las de madera, aunque es más fácil disponer de carbón vegetal.
Haremos fuego, y dejaremos que las llamas vayan perdiendo fuerza, hasta que queden solo
brasas. Si hay llama o si la brasa no está suficientemente “madura”, espera un poco, puede salir llama y quemar las sardinas.
Prepararemos las sardinas enteras sin limpiar y con las escamas para proteger la carne
mientras se asan. Las salamos.
Colocaremos la parrilla a un palmo de las brasas de carbón, y alinearemos las sardinas sobre la
“paila”, nombre con el que se denomina en Santurtzi a las parrillas.
Cuando la cola de las sardinas empiece a churruscarse, ya están listas. Las sazonaremos con sal
gorda por ambos lados y serviremos con una rebanada de pan.
Hay que comerlas recién hechas, y por supuesto con los dedos, cogiendo, por un lado
la cabeza y, por otro, un poco de lomo de la sardina. Directamente a la boca disfrutando de todo su sabor.
Os recomendamos comerlas acompañadas de un txakoli (D.O. Bizkaiko Txakolina”).